Disponer adecuadamente los residuos es un eslabón más en la cadena de valor de una empresa. Por eso, existen normas que sirven de guía para mitigar los impactos propios de toda actividad productiva.
Identificar y gestionar los riesgos ambientales son tareas que ninguna organización puede pasar por alto. Por eso, quienes asumen el compromiso de velar por operaciones seguras, tanto para las personas como para el entorno, conocen muy bien la norma ISO 14.001:2015, que en el ámbito de los residuos es indispensable. Certificarse en ella es un claro indicador de una apuesta que siempre tendrá un gran retorno: minimizar el impacto ambiental, identificando y gestionando los riesgos ambientales.
‘Esta norma no obliga a fijar metas medioambientales, sino que establece herramientas enfocadas en la operación de las empresas. Esto es así, debido a que como las empresas tienen un impacto muy diferente dependiendo de su rubro, cada industria debe aplicar las mejores técnicas disponibles para reducir su impacto en el medio ambiente’, explica Guillem Pastor, CEO de Certhia. Según el especialista en certificaciones, lo mejor de la ISO 14.1001:2015 es que lleva a las empresas a revisar todos los impactos ambientales de su actividad, desde el impacto visual hasta las emisiones y los residuos, pero también a buscar la manera de gestionar y reducir los impactos.
‘En definitiva, es sacarle una ‘foto’ a tu actividad y ver en qué afecta al medio ambiente lo que haces, para luego tomar medidas orientadas a reducir el impacto. Otro punto positivo es que es muy importante generar conciencia en toda la plantilla, desde la alta dirección hasta el último trabajador. Este es un trabajo de todos, no se trata solo de que la dirección ponga recursos, sino que la plantilla debe estar convencida de que ese es el camino correcto, ya que no solamente se trata de una mejora para la empresa, sino de mejoras para todos’, comenta el CEO de Certhia.
Por su parte, Nicolás Calderón, gerente senior de Servicios de Sostenibilidad de EY, destaca las leyes cuyo incumplimiento conlleva sanciones. ‘Por ejemplo, tenemos la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP) o el Registro de Emisiones y Transferencias de Contaminantes (RETC), y aquellas certificaciones de carácter voluntario que nacen para complementar la gestión de las leyes, como son los Acuerdos de Producción Limpia (APL) y el APL Cero Residuos a Eliminación’, sostiene, mientras valora el hecho de que la norma ISO 14.001 involucre el análisis de ciclo de vida que apunta a la reducción de los residuos en la producción y consumo.
¿POR QUÉ CERTIFICARSE?
Según el especialista de EY, las certificaciones y normas permiten complementar la gestión propuesta por las leyes, cuyo objetivo en común es aportar a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas y a las metas que Chile tiene por delante.
‘También nos acercan a la transición hacia la economía circular, un objetivo muy importante hoy en día. Esto a nivel corporativo significa un beneficio en la imagen corporativa y un aumento de la responsabilidad social empresarial’, acota Nicolás Calderón.
CLASIFICACIÓN DE RESIDUOS
Según Iván Franchi, especialista en ingeniería de residuos sólidos y sustentabilidad urbana de la Facultad de Ciencias de la Vida y el CIS de la Universidad Andrés Bello (UNAB), entre los residuos no peligrosos están los industriales y los municipales. ‘Sobre los industriales, principalmente, existe la necesidad de regular los procesos que generan esos residuos y, por tanto, establecer criterios de operación de ciertos métodos productivos, que permitan garantizar que tanto la cantidad de residuos generados como los niveles de peligrosidad de estos sean los menores que sea posibles’, explica.
Ahora, cuando hay residuos que producto de los procesos productivos, aún después de su optimización, requieren ser generados, el estándar necesita establecer para cada tipología alguna regulación específica. ‘Aquí, efectivamente, si seguimos hablando de residuos no peligrosos, la fracción de residuos orgánicos, que se puede degradar biológicamente, demanda una regulación mayor, porque probablemente, constituye la fracción de mayor nivel de contaminación en emisiones de gases de efecto invernadero producto de la posible generación de metano, que es un gas de efecto invernadero con un muy alto impacto en el calentamiento global’, indica el académico.
En el ámbito de los residuos municipales, el tema se vuelve un poco más complejo, porque la generación es mucho mayor. ‘La regulación tiene que caer tanto en el generador como en el municipio, que tiene la función privativa de gestión de residuos. Los modelos más exitosos a nivel municipal poseen esta doble regulación y norma, que tiene que ver principalmente con establecer criterios y metas para que un municipio cumpla’, señala el profesor Iván Franchi. ¿Qué cantidad de residuos puede someterse a un proceso de compostaje u otro tipo de valorización para aquellos que son orgánicos? Un escenario posible, según el académico de la UNAB, sería que un ciudadano separe sus residuos y se comprometa con un sistema que el propio municipio haya implementado. En caso de que no cumpla se podría sancionar.
‘Tan importante como es la sanción también lo sería el beneficio’, enfatiza. Las buenas normas en materia de gestión de residuos tanto a nivel industrial como en el ámbito ciudadano, en el caso de los residuos sólidos municipales exigen también premiar a quienes hacen las cosas bien. ‘Esto implica recompensar a aquella persona que recicla en su vivienda, que separa de manera eficiente en términos de cantidad y calidad; y a la empresa que optimiza sus procesos o que, efectivamente, puede hacer circular sus materiales de tal forma de que un residuo se transforme en un recurso, también es una buena medida’, asegura. En este sentido, hay dos caminos: el castigo y la sanción asociadas al no cumplimiento de ciertas metas y exigencias, pero también el premio, que se entrega a quienes tienen buenas prácticas.
Fuente: El Mercurio
País: Chile
Fecha: 2022-12-15
Tipo: Prensa Escrita
Sección: Ediciones Especiales – Tratamiento de residuos